La crisis sanitaria ha puesto al límite las soluciones que las personas tienen para satisfacer sus necesidades. Los confinamientos orillaron a unos a aumentar o iniciar el uso del servicio a domicilio. Algunos incrementaron el uso de plásticos de un solo uso y de químicos desinfectantes. No obstante, algunos otros decidieron internalizar procesos y servicios; en otras palabras invirtieron en hacer más productos y actividades que antes compraban a terceras personas.
Estas personas recuerdan al efecto IKEA. En lugar de entregar productos terminados, algunas marcas entregan las «piezas» o «ingredientes» para que el consumidor ensamble o prepare el producto. En este caso el involucramiento de quien arma o prepara es enormemente valorado y es por el cual estas personas prefieren estas alternativas a otras ya armadas o listas para comer. Si al consumir un producto se obtiene una experiencia gratificante el éxito está más cerca.
Sin embargo, el efecto IKEA tiene algunas implicaciones. Por ejemplo, es ya un clásico de estudio en escuelas de Psicología el caso de la harina lista para cocinar que sufrió una decepcionante recepción en el mercado. ¿La razón? Las consumidoras encontraban extraordinariamente fácil y hasta cierro punto indignante que sólo hiciera falta agregar leche y meter la mezcla al horno para tener un biscocho. ¿La solución? Cambiar la fórmula para tener que añadir también huevo.
Durante los primeros meses de la contingencia sanitaria por contagios por SarsCov2 muchas personas aprovecharon las circunstancias para añadir a su capital intangible un sinnúmero de habilidades y conocimientos: bricolaje y platillos son algunas de las más observadas. El aumento del tiempo libre fue visto como una oportunidad para calmar la ansiedad por los encierros, disminuir la dependencia del exterior y abonar a una mejor sensación personal o familiar.
En este momento de la pandemia es claro que los encierros no serán una de la medidas centrales dados los avances en la vacunación y por el desgaste de la economía tras meses de actividades atípicas. No obstante, algunos comportamientos practicados en la crisis pueden permanecer al alguna medida. Hacer las cosas por uno mismo no es la excepción. Por ello, las marcas deben conocer el peso que esta tendencia cobrará en el mediano plazo para adecuarse a las nuevas necesidades.
Tampoco hay que perder de vista que dentro de las hipótesis para entender el interés en las soluciones «hágalo usted mismo» están que muchos debieron aprender a hacer de comer o a reparar cosas para disminuir los gastos del hogar dada la reducción del ingreso. Otros en cambio no les preocupará regresar a las costumbres anteriores a la pandemia por el eventual regreso a la ajetreada cotidiana que impedía dedicar tiempo al hogar.
En otras entradas de este blog hemos hecho énfasis en que muchos fenómenos dentro del mercado siguen en proceso de desarrollo en estos momentos. Todavía no conocemos los cambios que traerán en el futuro. Adelantarse para planificar las estrategias de acción es una de las mejores inversiones. En Acertiva podemos apoyarte en este paso gracias a nuestros 18 años de experiencia en investigación de mercados. ¿Qué esperas? Escríbenos hoy.
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