¿El fin del analista de mercados?

Hace varias décadas era cotidiano ver a nuestro alrededor a personas dedicadas a tareas hoy desaparecidas. Capturista, operador telefónico, voceador, escribano y vendedores puerta a puerta de enciclopedias son sólo algunos de esos trabajos que hoy en día nos sorprende su reciente desaparición. fueron desplazados, entre otras cosas por el apabullante avance de las nuevas tecnologías que nos permiten disfrutar de mayor tiempo libre. Tareas repetitivas y con poca complejidad así como la consulta de información y datos en tiempo real han cerrado plazas y empresas que cubrían con importantes nóminas estas actividades.

Este cambio del mercado laboral sigue su evolución acelerada a raíz de la Cuarta Revolución Industrial, denominada así por Fundador y Presidente Ejecutivo del Foro Económico Mundial en 2016. Según Schwab, los cambios provocados por las aplicaciones tecnológicas a partir de la segunda mitad del siglo XX aún no se han visto del todo ya que la complejidad de su impacto está aún por verse. Una de estas aplicaciones es la inteligencia artificial.

Gracias a los adelantos en programación, es posible «enseñar» a un sistema cómo responder a diferentes escenarios. Así pues, hemos sido testigos de empresas que empiezan a introducir a operadores de atención al cliente virtuales que son capaces de resolver las quejas más comunes de los consumidores; incluso algunos con integración de simulación de voz humana que hacen dudar al quejoso humano si quien le atiende es otro humano o una inteligencia artificial. Hace meses Facebook fue de nuevo el ojo del huracán al revelar que se apagó una inteligencia artificial que se presume había cobrado consciencia y creado su propio lenguaje. Mención a parte merece Sofía, la roboy capaz de entablar conversaciones gracias a un sistema de inteligencia artificial integrado a su hardware.

No obstante, todavía hoy las tareas que requieren de una alta cualificación profesional como el análisis de datos e información requiere de personas de carne y hueso que sean capaces de analizar, no sólo los datos en su concepto cuantitativo. Los consumidores siguen siendo humanos y por ello otros humanos, con la formación profesional y experiencia debidas, son todavía necesarios para poder abordar los insights que los primeros generan y así dar respuesta cabal a los cuestionamientos de las empresas. Sin embargo, uno no excluye al otro. La inteligencia artificial y la capacidad de análisis de los humanos hacen una excelente mancuerna a la hora de abordar los cuestionamientos de las empresas para entender al mercado. Es gracias a la experiencia y buen criterio de los analistas de mercados que cobran sentido las nuevas herramientas para obtener productos útiles y ejecutables.

Por ello, la labor del analista de mercados no se encuentra en riesgo por el momento mientras éste sea capaz de asimilar en su quehacer los elementos a su disposición y que aumentan su velocidad de respuesta y capacidad de trabajo cada día a mayor rapidez. Sólo así, el analista de mercados realmente se queda a la zaga y puede ver su puesto de trabajo ocupado por programas y sistemas autónomos.

Para ampliar esta entrada lea «El futuro del trabajo» https://blog.acertiva.com/2018/10/15/2334/