La recolección de datos es una de las tareas más comunes y tradicionalmente vinculada a la investigación de mercados. El poder segmentar a los consumidores en grupos con características sociodemográficas comunes requiere de datos de los encuestados que van desde la edad hasta pasatiempos y aficiones. No obstante, en los últimos años hemos visto una creciente preocupación de los consumidores y distintos actores sobre el uso e intercambio de éstos.
El escándalo de Cambridge Analytica atrajo la atención de la opinión pública sobre los derechos y obligaciones que tienen los posesionarios de los datos. No es una preocupación menor. Mediante un «aparente» inofensivo juego de Facebook cientos de usuarios de esta red social vieron vulnerada su propia privacidad y la de su red de amigos en la plataforma. Y este caso es sólo uno de entre varios que se han hecho saber desde entonces.
Los investigadores de mercados al ser sujetos de obligaciones legales y éticas por el manejo de datos personales somos conscientes de la importancia de la recolección, resguardo, almacenamiento, bloqueo y borrado de éstos. Desde muchos años antes de que fuera un tema de interés público la mayoría de investigadores y agencias del ramo han dedicado esfuerzos por impedir su mal uso.
Con el paso del tiempo, hemos implementado una serie de disposiciones que las autoridades de la materia han dispuesto para tal fin en diferentes países. Entre estas medidas están la definición de avisos de privacidad cada vez más claros y con alcances más precisos, la inversión en recursos que salvaguarden la integridad de los datos, y una continua revisión de los procesos para disminuir hasta donde sea posible una incorrecta disposición de los mismos.
Entre las nuevas acciones que se vislumbra se unan a las antes referidas están la firma de contratos de privacidad entre los encuestados y los posesionarios de sus datos; facilitar aún más la invocación del recurso de acceso, rectificación, cancelación y oposición de datos personales; la disociación y separación de bases; asegurar la transferencia de registros por medios seguros; y evitar capturar datos que no sean estrictamente necesarios para los fines de los estudios.
Más allá de las leyes y reglamentos vigentes, lo que se juega en esta coyuntura sobre la seguridad de los datos y la información de las personas es la confianza de éstas ante terceros. Al menos en América Latina, un obstáculo que enfrentan los analistas de mercados es la desconfianza de los respondientes. No es sencillo abordar variables como el ingreso, la actividad profesional o hábitos y costumbres. Está en nosotros ofrecer los requisitos mínimos de certidumbre para continuar con nuestra actividad.
En Acertiva, somos celosos de la protección de los datos de los encuestados. Así mismo, estamos al tanto de las últimas disposiciones para dar la mayor certeza a los titulares de los datos y a las autoridades competentes en privacidad en cada país. Ponemos a tu disposición nuestra experiencia sobre la implementación de medidas de protección de datos en la planeación y ejecución de estudios de mercados en nuestra región. Mándanos hoy un correo electrónico para cotizar tu próximo estudio.
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