El fin de verano coincide en varios países con el inicio de un nuevo ciclo escolar. Con la irrupción de la contingencia por COVID-19, las clases presenciales se transformaron al modo a distancia a la espera de que en las próximas semanas se cuenten con mejores condiciones para volver a las aulas. No obstante, esta mejora de escenario no se ha presentado en América. Al contrario, en estas semanas se siguen observando altos números de contagios; salvo en algunas áreas donde se observa ya un ligera disminución del avance de la epidemia.
No obstante, como muchas áreas de la vida cotidiana, el sector educativo tuvo que enfrentar de forma correctiva y a prisas la migración a la enseñanza vía internet. Cada país estableció los protocolos que mejor creyó convenientes para salvaguardar la salud tanto de alumnos, padres y tutores, profesores, administrativos y de mantenimiento. Aunque los efectos a mediano plazo no se dejaron esperar.
Respecto a los niños, el impacto se centró en el estrés y tristeza por no poder acudir físicamente a los centros escolares. De esta forma la convivencia entre compañeros y profesores quedo transformada a un contacto mediante plataformas tipo Zoom y Teams. Los cambios de ánimo se han reportado en varios sitios ya que la adaptación a los medios remotos se produjo, en muchos casos, a costa del hardware y servicio de internet de cada hogar. En América Latina, el acceso a internet y a un dispositivo práctico se limita a uno por hogar.
Los profesores también han cursado su curva de aprendizaje en medio de esta contingencia de salud. Las generaciones más grandes de maestros tuvieron la necesidad impostergable de dominar al menos una de las tantas herramientas para emitir clases en línea. En muchos casos, los profesores no cuentan con espacio adecuados para dar clases y se han visto forzados a adaptar algún espacio del hogar como un sustituto de aula.
La administración de las escuelas no quedó inmune a los cambios. Al inicio de clases por internet, varios padres reclamaron los costos de algunas escuelas privadas con diversas consecuencias en los ingresos e imagen de estas instituciones. Derivado de los nuevos costos operativos, algunos planteles tuvieron que rediseñar su presupuestos con varios casos de reajuste de pagos a personal o liquidación de aquel que no se determinó como indispensable.
Respecto al personal de mantenimiento y proveeduría de servicios los cambios más conocidos han sido el aumento de gastos en sanitización de infraestructura y la instalación o robustecimiento de los recursos requeridos para que la plantilla docente pudiera continuar con las clases en línea. Tampoco hay que perder de vista el mantenimiento físico a las escuelas para que permanezcan en óptimas condiciones en tanto sucede un regreso a las aulas.
No hay que olvidar que estas medidas en su gran mayoría serán temporales en cuanto la epidemia por SarsCov2 permanezca activa. No obstante, la rapidez en que han sucedido los hechos han limitado a los tomadores de decisiones de datos e insights a la hora de enfrentar de la manera más eficiente la contingencia. La investigación de mercados ofrece servicios a los miembros del sector educativo con la finalidad de satisfacer de forma proactiva y eficiente las nuevas necesidades de alumnos y profesores a miras de comenzar del todo la «nueva normalidad» en el mediano plazo.
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