En América Latina la palabra crisis es una vieja compañera. A lo largo de las últimas décadas no se conoce otra cosa que esta situación. En algunos países es más evidente que en otros. Sin embargo, ninguna generación aquí conoce un tiempo sin que esté caracterizado por una coyuntura u otra. Recientemente la pandemia por COVID-19 puso al mundo contra las cuerdas. Hoy una guerra en Europa nos vuelve a poner en un estado de racionamiento y aprehensión.
No obstante, muchos de los cambios que traen consecuencias negativas a las personas pueden pronosticarse. De esta manera, es posible hacer planes de respuesta y enfrentar las transformaciones en las mejores condiciones. Muchos de los que hacen esta tarea en tiempos de tranquilidad suelen ganar en épocas de convulsión ya que cuentan con los recursos y procesos adecuados para ello. Dice un dicho en la región «más vale prevenir que remediar».
Quizá no podamos evitar los peligros y desastres, pero lo que sí podemos hacer es prever y prepararse por si ocurre una emergencia. A continuación enumeramos tres acciones que desde la investigación de mercados se pueden realizar para enfrentar estas situaciones.
Monitorear el entorno. Aunque la investigación de mercados sea una actividad que parezca restringirse a hacer encuestas o dirigir focus gropus, también cuenta con un área que se dedica al análisis geopolítico, sanitario, económico y anímico de las sociedades. Hoy somos testigos de que viejos peligros que creímos superados son posibles. Entender cómo se mueven los actores internacionales y locales puede darnos oportunidad de prepararnos poco antes de que estalle el siguiente conflicto.
Evaluar el sentir de las personas. No todas las crisis se perciben de la misma forma en todos los territorios y momentos. Conocer de primera mano las emociones y sentimientos de las personas nos pueden ayudar a diseñar mensajes de aliento según sea el caso. Las marcas pueden ser puntos de referencia en tiempos de incertidumbre. Por esa razón, es valioso evaluar el ánimo con la finalidad de aportar impactos positivos que mantengan la esperanza en tiempos mejores.
Adaptar la oferta a la situación. Cuando comienza un enfrentamiento algunas actividades deben ser interrumpidas o pospuestas. Además, la escasez de algunos productos y servicios orilla a las personas a ser más cuidadosas con sus compras. Al faltar el dinero, cada ida a la tienda significa un ejercicio de razonamiento. Saber de antemano qué satisfactores y en qué presentaciones necesita la gente puede servir para reorientar cadenas de producción en las mejores circunstancias antes de que esto sea imposible o más costoso.
A lo largo de la historia hemos visto como se han sucedido una serie de momentos en que se ha puesto a prueba la resiliencia y la capacidad de adaptación de la Humanidad. La investigación de mercados no es ajena a este proceso ya que las personas, ya sean ofertantes o consumidoras, buscarán satisfacer sus necesidades tanto en tiempos de paz como en tiempos de conflicto. Por ello, debemos tener herramientas e información que nos ayuden a encararlas de la mejor manera posible.
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