La emergencia por la COVID-19 es y seguirá siendo el tema central en varios ámbitos de la vida en el corto y mediano plazos. Aunque los expertos en salud tenías años anticipando una pandemia poco se hizo para preparar a los mercados. China, Italia, España y Estados Unidos son ejemplos de que las economías pueden verse inmersas en graves crisis de un momento a otro. Por ello hemos enumerado algunas tendencias del mercado que podrían acompañarnos por algunos meses:
- Mayor reclusión en casa. Como ocurrió tras la gripe de 1918, los consumidores tendrán recelo por regresar a las actividades cotidianas como las conocimos antes del encierro en casa. Esto puede orillar que los servicios de entrega a domicilio no hagan más que fortalecerse y extenderse.
- Disminución del contacto físico. Los negocios que manejen grandes aglomeraciones de personas como cines y restaurantes sufrirán una recuperación más lenta por el temor a rebrotes. Esto mismo se verá reflejado en iglesias y escuelas.
- Más home office. Por el impacto económico, muchas empresas reconsiderarán mandar a más personal a trabajar desde casa para reducir gastos fijos. Esto implicará mejor cobertura de internet, software para entablar videoconferencias con varias personas simultáneamente como Zoom y hardware como auriculares. Esta tendencia también nos señala que muchas personas adoptarán un espacio de su hogar para montar una oficina o estudio adecuados para sostener conversaciones en línea.
- Menor confianza de los consumidores. No es un secreto que el mundo muestra claros signos de contracción. El aumento de desempleo tampoco es un alivio en estos días. Por ello, los servicios y productos suntuarios y los que no sean de primera necesidad pueden registras caídas en sus ventas en los próximos meses.
- Menos ímpetu para viajar. Las personas lo pensarán dos veces antes de regresar a visitar los destinos que están considerados como el ojo del huracán. Por ello, el sector turístico y de transporte (principalmente el de cruceros y de aviación) sufrirá históricos rescates y reestructuras. Costará que los turistas recobren su confianza en salir de casa.
- Incremento de servicios psicológicos. la cuarentena ha puesto contra las cuerdas a cientos de personas en todo el mundo. Esto podría verse reflejado en el mediano plazo en un incremento en la solicitud de servicios de terapia y apoyo para superar conflictos derivados del aislamiento social.
- Mayor uso de formas de pago diferentes al efectivo. Las personas querrán disminuir el riesgo de contagio por contacto con el efectivo. Por esta razón la tasa de adopción y uso exclusivo de medios de pago digitales pueden repuntar en el corto plazo.
- Mayor cautela para adquirir créditos. Aunque muchos se verán obligados a contratar nueva deuda para sobrellevar el desempleo o pagos caídos por falta de liquidez de las empresas, los consumidores pueden mostrarse más atentos a las condiciones y montos a contratar.
- Temor a comprar artículos en moneda extranjera. Algunas cadenas sensibles a la depreciación de las monedas locales pueden ver cambios en sus flujos debido a la incertidumbre por el sobreprecio que conlleva para los consumidores el incremento del dólar.
- Desconfianza a los productos de China. Aunque no hay evidencia de que el virus que produce la COVID-19 se pueda contraer al manipular productos de China y los precios de éstos han aumento por el incremento en su calidad ha orillado a algunos segmentos de consumidores a optar cada vez más por similares de otras partes del mundo. Tanto es el temor que algunos vendedores prefieren usar el eufemismo de «producto asiático» para su mercancía con origen chino.
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