El primero de mayo se celebra en todo el mundo el día internacional del trabajo. Sin embargo, las estadísticas más recientes publicadas por la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) nos indican que casi el 50% de los profesionistas con estudios a nivel licenciatura o posgrado se encuentran desempleados. Esta situación afecta especialmente a los recién egresados y a las mujeres que intentan integrarse al mercado laboral. El desempleo representa una gran pérdida no solo para las personas que carecen de un trabajo estable, sino a la sociedad en su conjunto, que está perdiendo el bono demográfico y el talento no utilizado. Adicionalmente, el desempleo promueve el atractivo de actividades informales o ilícitas.
¿Qué podría hacerse para remediar esta problemática?
Desde nuestra perspectiva, gran parte de esta situación se debe a la falta de conexión entre el mercado laboral y el educativo. Nuestro sistema educativo data de la era de la revolución industrial y está formando gente que el mercado laboral no es capaz de absorber. Hasta hace un par de décadas, el hecho de contar con un título universitario garantizaba un buen empleo. Las instituciones están formando gente cuyas habilidades tienen poca o nula demanda en el mercado laboral. Algunas posibles soluciones para cambiar este panorama incluyen:
- Enfoque en carreras cortas que atiendan las necesidades del sector privado, con especial énfasis en formación tecnológica
- Aprovechamiento de nuevas tecnologías educativas para proporcionar nuevas habilidades y conocimientos a los desempleados para integrarse con mayor facilidad en el mercado laboral
- Ante el advenimiento de la automatización y la inteligencia artificial se deben fomentar nuevas habilidades de creatividad, razonamiento y pensamiento crítico
Esta es claramente un área de oportunidad para mejorar la economía y calidad de vida de la sociedad y no debe dejar pasarse por alto.
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