Nos acercamos a cumplir los primeros 18 meses de pandemia por COVID-19 en el mundo. En este periodo todos los aspectos de nuestra vida cotidiana se han visto trastocados. La dieta y todos los factores relacionados con ella no son la excepción. A continuación enumeramos cinco tendencias sobre cambios en observadas en los usos y hábitos alimentarios de las personas de la mayoría de países.
- Los consumidores de nivel más alto hicieron más sana su alimentación. Diferentes estudios coinciden en que las personas con mayor ingreso aumentaron el consumo de comida sana y fresca como lo son las frutas y verduras. Esta decisión se vio influida por la formación académica y a información que afirma que gracias a una ingesta equilibrada el riesgo de complicaciones por COVID-19 disminuye.
- Los segmentos que vieron disminuido o eliminado su ingreso aumentaron el gasto en alimentos procesados. Ante el recorte de los medios para subsistir muchas personas se vieron obligadas a destinar el presupuesto disponible en comida más económica. Los alimentos más baratos suelen ser menos nutritivos y estar saturados de ingredientes poco nutritivos. Las personas que se vieron más afectadas incluso disminuyeron la ingesta diaria promedio anterior a la pandemia.
- Los canales para suministro de alimentos se adecuaron al distanciamiento físico. Los mercados sobre ruedas se vieron gravemente afectados por la disminución de compras debido a las restricciones para salir de casa. Los supermercados por ser de las pocas actividades que se consideraron esenciales no cerraron o lo hicieron en breves momentos por lo que los consumidores concentraron el gasto en este canal.
- Las afectaciones a la salud emocional por la crisis sanitaria orilló a muchos a desórdenes en la dieta. Muchas personas en todo el mundo han sufrido los estragos emocionales de un largo periodo de numerosas normas que limitan la convivencia. La aprensión, el estrés, la depresión y la ansiedad preexistentes influyeron en aumentar desórdenes alimenticios anteriores a la contingencias sanitaria por SarsCov2 y los que no adoptaron hábitos no saludables. Por ello, no son pocos quienes han afirmado que comen más tentempiés o bocadillos entre comidas y a deshoras.
- Resurgieron el aprendizaje y la práctica culinarias. Varias personas que tuvieron acceso a más tiempo libre dedicaron varias de esas horas adicionales a consumir recetarios, tutoriales y cursos para aprender a cocinar en el hogar. De esa forma disminuyó el gasto en comida para a domicilio y fuera de casa además que se incrementó la inversión en utensilios de cocina y el gasto en ingredientes más variados.
Las tendencias arriba señaladas resumen varias de las transformaciones culinarias y alimentarias que varios analistas y organismos han observado a raíz de COVID-19. Cabe recordar que cada país presenta particularidades propias y deben conocerse antes de generalizar conclusiones sobre el presente y futuro de los hogares frente a la epidemia global. Lo que sí es claro es que estas y otras tendencias modificaran las costumbres de los consumidores en el mediano y largo plazos.
Estamos viviendo un fenómeno que sigue en curso. Todavía falta para superar por completo a la pandemia. Lo que hoy es válido mañana ya no lo será. En estos tiempos donde los datos e información se están generando cada día es que la investigación de mercados reafirma su papel como una poderosa herramienta para la toma de las mejores decisiones. En Acertiva estamos atentos para conocer tus necesidades de estudios de consumidores. ¿Qué esperas? Ponte en contacto con nosotros hoy.
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