Muchas de las compras que realizamos son emocionales. No responden a un ejercicio racional. Por lo que enamorar a tus potenciales clientes parece hoy más complicado que en el pasado. Sin embargo, si logras contar una historia en la que el cliente se sienta identificado y logres proyectarle sentimientos de triunfo, lucha, valor y esperanza tendrás asegurada la recompra. Una marca que da cátedra sobre esta práctica es #Dove. En sus campañas suele empoderar a sus clientes sobre su propia belleza. Así mismo, se muestra como una marca distintiva respecto de sus competidoras que suelen mostrar un ideal de belleza inalcanzable para muchas personas. Ver más.
Te compartimos cuatro elementos que la revista en línea Entrepreneur enumera para emular la comunicación de Dove:
1. Establece una premisa base. Para conseguir este punto debes tener muy claro el ADN de tu marca para que consigas elegir el tema o mensaje principal sobre el que girarán todos tus relatos. Si tu marca es sobre alimentos o bebidas, bien pudiera ser la premisa base la convivencia sana y alegre con amigos y familiares. En este aspecto también entran temas tales como «por qué empezaste tu marca» o «qué es lo que te hace mejor que otros».
2. Involucra a tu cliente como el héroe de tu relato. Puede parecer obvio. No obstante no dejaremos de remarcarlo. Debes estar al lado de tu cliente y no frente a él. En el caso específico de Dove, las protagonistas de sus campañas son siempre sus clientes regulares: mujeres como tu madre, tu hermana y tu amiga. Nada de actrices o modelos perfectas.
3. Describe cómo ayudas a tu «héroe» a vencer al enemigo. En toda narración hay un climax en que el personaje principal debe combatir al antagonista. Tu relato debe decirle con claridad de qué forma lo ayudas a conseguirlo y por qué tu ayuda es mejor que la de la competencia. En el caso de marcas de ropa suelen hacerlo mostrando a personas felices utilizando sus prendas en situaciones casuales.
4. Enamóralos con su final feliz. Cuando cierres, procura demostrar el cambio que hay entre el antes y después de haberte involucrado con tu consumidor. Felicidad, seguridad, ahorro, salud, convivencia. En otras palabras, debes hacer hincapié en aquello intangible que se queda tu cliente al comprar tu servicio o producto. El típico desenlace de una película épica.
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