Las decisiones de compra de muchas personas están fundadas en impulsos y emociones. Esto es así ya que la mente humana suele tomar elecciones cortas y prácticas antes que eficaces y más ventajosas. No obstante, en momentos de ansiedad y estrés pueden polarizarse los comportamientos. Habrá consumidores que se decidan por motivaciones más instantáneas y los que profundizarán más en la racionalidad de sus adquisiciones.
La pandemia por la COVID-19 ha puesto contra las cuerdas a todo el planeta. A lo largo de estos últimos 18 meses la evolución de la pandemia ha trastocado todos los órdenes de nuestra vida. Esa presión ha afectado la capacidad de decisión de las personas. En algunas entradas anteriores de nuestro blog hemos señalado que el cambio en los ingresos de las familias ha orillado al cambio de preferencias de marca. Hoy queremos hablar de los sesgos en el contexto de la crisis sanitaria.
En una primera instancia podríamos señalar que los sesgos que se observan en este momento son nuevos. Sin embargo, no es así. Frente a la sensación general de pérdida de tiempo y de hastío por el constante control de las actividades cotidianas se observan cada vez más comportamientos de compra orientados a satisfacer deseos individuales y que signifiquen una reconquista de los espacios públicos.
A pesar de las recomendaciones de expertos en salud y ante la aparición de nuevas cepas del virus SarsCov2 que amenazan con superar la inmunidad de las vacunas disponibles han sobrado testimonios y notas que dan fe del aumento de viajes a destinos turísticos de playa, consumo en restaurantes y cafeterías, y artículos a modo de compensación personal por el estrés sufrido. Incluso se han radicalizado los movimientos anti-vacunas y anti-cubrebocas.
El estímulo de urgencia alimentado por el síndrome de abstinencia ha llevado a no pocos a superar el temor a la enfermedad y a abalanzarse a una especie de frenesí por celebrar la vacunación, en el casos de los que ya consiguieron inmunizarse, o las vísperas de recibir algún biológico. Los Estados y los organismos económicos de muchos países han animado esta ola de consumo como una forma de reactivar las economías que sufrieron una especie de parálisis el año pasado.
Otro componente a no perder de vista es la depresión sufrida por muchos consumidores derivada de una constante coyuntura médica que vino a tirar por tierra muchos proyectos personales y de comunidades, ha dejado miles de hogares con deudos y se llevó el crecimiento e ingreso económico de sociedades enteras. Si hay una tercera ola tan álgida como la segunda de Navidad debe ser ya un tema de investigación de mercados de cara a ofrecer los mejores planes de respuesta ante este fenómeno. La pandemia por la COVID-19 todavía no termina.
No es que hayan surgido nuevos sesgos en los consumidores a raíz de la coyuntura que vivimos. Creemos que se trata más bien de la manifestación de desviaciones de tendencias de elección de compra ya conocidas sumadas a un cúmulo de circunstancias presentes que fueron más allá de la mayoría de pronósticos. Entender a los consumidores es una tarea que conocemos bien en Acertiva. Te invitamos a ponerte en contacto con nosotros para saber tus necesidades y compartirte la mejor forma de satisfacerlas. Escríbenos ahora.
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